"Cuantas veces has dicho, pensado, percibido u observado el MIEDO...
Bueno, en mi caso personal, muchas veces. Siempre he sido lo que comúnmente dicen "muy miedosa". Pero en la búsqueda de herramientas durante toda la vida, puedo compartir algunas que quizás te ayuden a observar tus miedos, asumirlos y trabajar para que disminuya su intensidad y puedas afrontarlos.
Lo primero que surgió y conocí fue la meditación, fue una forma de centrarme en mí y poder observar lo que pasaba.
Hace años hice una terapia psicológica rápida, de un mes, en la que trabajé junto al terapeuta de forma muy comprometida. Escribí, mi día a día,y encontré los horarios y situaciones en los que mis miedos eran más intensos. Descubrir esto fue muy esclarecedor para mí.
Leí mucho sobre diferentes formas de gestionarlos.
Aprendí terapia floral para utilizar las esencias y regular todas las emociones en momentos de desborde. Pero te advierto que de nada sirve tomar una esencia floral si no haces un trabajo paralelo de gestión emocional y te comprometes contigo mismo. Es importante mirar hacia adentro...
El tema es asumir que algo hay que cambiar, que no hay nada mágico, sino la toma de conciencia y la coherencia entre lo que haces, dices y piensas.
Te cuento una experiencia personal: Recuerdo que en Perú hice una excursión subiendo una escalera en la montaña con 200 escalones sin apoyo. El lugar se llama Ollantaytambo y tiene un hermoso reloj astronómico en la cima de la montaña que no quería perderme. Pero tenía mucho miedo al subir y temblaba. Llegando a la mitad de los escalones me paralicé. Quedé dura, inclinada y tomándome las rodillas, y detrás de mí había una cola de gente esperando que avanzara. En ese momento escuché a alguien preguntar si necesitaba ayuda, pero riéndome y temblando de miedo respondí: "No, gracias". En mi cabeza repetía: "No tengo miedo, no tengo miedo...". Después de un rato pude avanzar y llegar a ver el hermoso reloj astronómico de Ollantaytambo. Solo quedaba un escalón para torsionar y cambiar de dirección, y casi todo el miedo se había ido. Lo único que recuerdo es que dije: "Bueno, a disfrutar esto aquí arriba porque después veré cómo bajo". Finalmente, al bajar, ya no tenía miedo. Indudablemente, algo había cambiado.
Al día siguiente, tuve otra prueba. Subirme en primera fila en los camioncitos que recorren las laderas de las montañas, y ¿sabes qué? Ya no tenía miedo a las alturas.
Hasta el día de hoy, siempre aparece algún miedo, lo cual es normal en los seres humanos, ya que el miedo es necesario y es una emoción primaria que nos ayuda a sobrevivir.
Lo que descubrí posteriormente con el Sistema de Diseño Humano es que tenemos tres centros de conciencia que albergan miedos. Ahí pude comprender de dónde vienen y también tomar conciencia de que muchas veces no son mis miedos, sino los que percibimos del contexto, de la familia o de alguna persona cercana compartiendo aura, y caemos en la cuenta de que creemos que son nuestros miedos. También está la activación manipulada por los medios de comunicación, por lo que en estos momentos conviene abrir bien los ojos y no dejarnos invadir por noticias catastróficas que en muchos casos son exageradas o distorsionadas.
Gestión del miedo:
Puntos básicos de gestión del miedo
Ponle cara a tus diferentes miedos. Si lo piensas bien, te darás cuenta de que tenemos miedo a lo desconocido. Haz visibles tus miedos, ponles nombre y descubre a qué le tienes miedo: al fracaso, a perder algo, a exponerte ante los demás, a brillar, al rechazo, a lo que dirán, a la soledad, a perder el trabajo, a no ser válido, a no estar a la altura, a defraudar a los compañeros o al responsable.
No te juzgues por tener ese miedo. Acéptalo, aunque no lo creas, está ahí por alguna razón. Tiene una intención positiva, aunque no la veas de inmediato.
Escribe ese miedo en un papel para verlo fuera de ti. Si puedes hablarlo con alguien, comprobarás que, a medida que hablas de tus miedos, su intensidad disminuye.
Toma conciencia corporal del miedo:
Si tu respiración se acelera, realiza ejercicios de respiración para relajarte. Puedes hacer respiraciones abdominales. Intenta que sean lentas y profundas. Así estarás cambiando la fisiología del miedo, que se caracteriza por una respiración corta, frecuente y entrecortada. Romper su patrón también romperá la intensidad de la emoción.
Cuál es la verdadera historia detrás del miedo:
Para gestionar el miedo, es clave indagar sobre la historia que hay detrás de tus miedos. Descubre cuándo empezó y qué es exactamente lo que lo origina. Escribe todo esto por escrito para conocer el origen y causa de tus miedos, y así poder preparar un plan de acción para minimizar su impacto. Escucha a tu miedo y descubre qué recursos te faltan.
La intención positiva del miedo:
Toda emoción tiene una intención positiva. Haz del miedo tu mejor aliado. El miedo nos avisa de que algo importante para nosotros está en peligro. Si nuestra mente inconsciente genera miedo, es porque de alguna manera nuestro cerebro intuye que nos faltan recursos para afrontar la amenaza. Descubre esos recursos.
Enfrenta el miedo:
Hazlo poco a poco. Permite que te acompañen para enfrentar gradualmente tus miedos. Experimenta situaciones donde el miedo se proyecte con baja intensidad y luego ve aumentando la intensidad de las experiencias. A esto se le llama desensibilización gradual.
Hasta la próxima ....
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